No nos engañemos… el capital inicial es el empuje y a la vez el freno de los emprendedores o profesionales independientes que quieren empezar un nuevo proyecto. Ni uno sólo de ellos ha pasado por alto este tema a la hora de comenzar su camino.
Sabemos que los mercados están llenos de problemas y variables, pero realmente el mayor freno con el que un emprendedor tropieza es un simple pensamiento:
´No puedo hacerlo´.
Justificamos esta creencia con la defensiva económica. Es decir, nos convencemos de que como no tenemos dinero, no podemos hacer lo que queremos hacer. Pero ¿realmente ésto es cierto?, ¿hasta qué punto nos imposibilita el empuje a nuestro sueño? No hagamos de esa creencia una excusa para no animarnos a tomar riesgos que nos saquen de nuestra querida zona de confort.
La independencia que da el ser tu propio jefe/a es comparable a pocas cosas. Pero sin desviarnos demasiado del tema inicial, (el económico), se pueden plantear claves que te ayudarán a detectar hasta qué punto el dinero es un freno.
Antes de entrar en materia, (y aplicable a cualquier ámbito), lo conveniente es estudiar bien el mercado donde pretendemos competir para encontrar un nicho acorde a nuestras necesidades. Nuestra competencia directa formará parte del mismo mercado y, como nosotros, quiere prosperar en él, así que si te ubicas en un mercado objetivo podrás definir tu línea de negocio y diferenciarte de la competencia, lo que te ayudará a despegar más rápido.
Define cuánto dinero necesitas. Es común pensar que mucho, pero ¿quién pone esa cifra?, ¿cómo acertar en ella?, ¿y si nunca es suficiente?… Piensa en gastos e inversiones en activos, distribución si la necesitaras, comunicación, almacenamiento y un pequeño colchón para imprevistos. Y si crees que es mucho, siempre puedes pensar que tus servicios profesionales son una aportación gratuita (tu conocimiento, tu experiencia, tu talento y fortaleza). Así pues, los ingresos que reporten de tu actividad deben mantener un nivel de vida adecuado a tus expectativas, siendo consciente de que sólo es cuestión de tiempo (y ganas), que vaya a mejor.
*Organízate financieramente: Debes establecer una cifra aproximada como meta de GANANCIAS para restarle los GASTOS que conlleva tu negocio. Es absolutamente imprescindible reducir gastos innecesarios.
Si empiezas por algo pequeño serás más capaz de atenderlo y poder hacerlo crecer lenta pero seguramente, no te metas en deudas innecesarias. Y si la estructura es pequeña, y la temática de tu negocio te lo permite, trabaja desde casa para reducir gastos porque rompiendo el paradigma de que ´se necesita una oficina´o ´un local´, tendremos más ahorro. Además siempre puedes delegar tareas física o virtualmente a quienes puedan convenirte profesionalmente.
Ten en cuenta que arriesgar no es saltar al vacío. Cierto es que el dinero facilita muchas cosas, pero si no cuentas con él y tienes una pasión clara y definida, puedes utilizar la creatividad para conseguir lo que necesitas. Si tienes un servicio que puedes ofrecer, tienes algo con qué negociar. Busca posibilidades de trueque o servicios de promoción a cambio de contra prestaciones.
No tienes límites para utilizar tu creatividad. Así que ahora que sabes que es posible emprender sin dinero o con bastante poco, ¿qué piensas hacer? Anímate ya y pasa de las ganas a la ejecución.
EL CAMPELLO - CADEM 